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Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y “Desde los comienzos del sistema educativo, la voluntad de formar una identidad nacional dotó de un contenido retórico particular al significante ‘patria’. […] Si la escuela fue señalada como la fortaleza encargada de velar por el cumplimiento de este afán de formación patriótica, las ceremonias o actos cívicos fueron considerados como un recurso didáctico apto para enseñar a ‘amar a la patria’”. Este trabajo analiza la importancia que tuvieron las efemérides y los actos patrios como herramientas fundamentales en la construcción del ciudadano argentino y con éste, de una población pretendidamente homogénea. Desde la escuela se intentó crear un sentimiento de grandeza y admiración tal que los inmigrantes se sintieran agradecidos con el país que los recibía y reconocidos en los próceres y sus grandes hazañas y quisieran pertenecer a esa Gran Nación en la que ellos residían y formaban. Se pretendió generar el sentimiento de nación, incluso en desmedro de los datos fácticos de nuestra historia, mediante la creación de mitos alrededor de los orígenes de la Argentina. Entre las conclusiones mostraremos que la homogeneidad de la población que se buscó con el sistema educativo argentino que comenzó a funcionar en Argentina en 1884 con la Ley 1420, contó con las efemérides y los actos patrios como herramienta fundamental para lograr dicho objetivo. Introducción Durante las últimas décadas del siglo XIX, nuestro país vivó un proceso de inmigración masiva de personas y familias que provenían de diversos sectores de Europa. Esta situación planteó un desafío a la clase dirigente de la época ya que desde la sanción de la Constitución Nacional en 1853, nuestro país estaba “en construcción”. A este período de nuestra historia se la denomina tradicionalmente como “La Organización del Estado Nacional”. El desafío estaba dado por el querer construir un país en el que vivían “muchos países” por llamarlo de alguna manera. El primer paso era sin duda crear en los inmigrantes la conciencia de que más allá del lugar del que procedían originalmente, ahora eran parte de una nueva nación que los recibía. Esta nación ostentaba una historia de gloria y una geografía digna de admiración, que debían conocer y aprender para apropiarse de ella y sentirse parte. El aprendizaje del idioma, lógicamente, resultó un factor cohesivo importantísimo para aquellas personas que, salvo en el caso de los inmigrantes españoles, se comunicaban en distintas lenguas. Este proceso de surgimiento del Estado Nacional fue distinto en nuestro país que en los estados europeos, donde ya había una lengua común, una historia compartida y sólo había que lograr la cohesión de los habitantes. Más allá de las diferencias con Europa, en la historia * Martin Hume es Profesor para la Enseñanza Primaria, Profesor y Licenciado en Educación. Actualmente se encuentra realizando estudios de posgrado en Políticas Educativas en la Universidad Torcuato Di Tella. Se desempeña como Vicedirector en una escuela primaria de la Provincia de Buenos Aires. Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. latinoamericana parece haber un patrón que se cumple en varios países. En palabras de Finocchio: “La ciudadanía comprende una perspectiva comunitaria […] Sin ese sentido de identidad colectiva no habrían existido las naciones democráticas modernas. […] El principio de las nacionalidades fue de tardía pero intensa difusión en el siglo XIX. Asimilaba el cuerpo político de los ciudadanos con determinados derechos y deberes, una cultura pública. Esto supuso, en algunos casos, reunir grupos humanos diversos –tal como ocurrió en Francia, Italia, España, Gran Bretaña y Alemania- y, en otros, separarlos –como sucedió en América Latina-, para dar lugar a una identidad homogénea, que comparte la lealtad a la patria, la adhesión al territorio, la reverencia a la historia, el dominio de la lengua y el culto a la bandera.”1 Todo esto fue tenido en cuenta a la hora de darle vida al sistema educativo nacional que formalmente comenzó a funcionar con la proclamación de la ley 1420 en el año 1884. A lo largo del año escolar fueron establecidas algunas fechas históricas en las cuales había que detenerse para reflexionar y estudiar los acontecimientos históricos que dieron origen a la Argentina. Estas efemérides junto con los actos escolares especialmente preparados para cada oportunidad fueron las herramientas centrales en la construcción del ciudadano argentino. Este dispositivo nacionalizador, iniciado en la década de 1880 fue tan fuerte que dio lugar a la construcción de mitos y rituales que siguen presentes hasta la actualidad. Este relato histórico, como muestran Amuchástegui y Taboada (2008), dista de ser el resultado de una invención popular, o la escritura de una leyenda sino que forma parte de la intervención del gobierno en las escuelas. La utopía como dispositivo homogeneizante Utopía es el nombre de una capacidad estructurante de la pedagogía. Es la capacidad para imaginar una instancia superadora y de organizar todos los elementos del conjunto hacia esa instancia (Narodowski, 1999). Una de las características de las utopías educativas en la modernidad es que tienen un carácter universal y totalizante, por lo tanto resultan ser un dispositivo que produce algo homogéneo. Pero la utopía tiene también un componente metodológico, que se materializa en la instrucción simultánea y en la simultaneidad sistémica. La “simultaneidad sistémica” hace referencia a que todas las escuelas deben estar abiertas e impartiendo enseñanza durante la misma época del año. Todos los niños y las niñas deben ir a la escuela y además deben hacerlo al mismo tiempo y divididos según la edad. La simultaneidad sistémica es el mecanismo de equiparación de la actividad escolar. La instrucción simultánea, es un solo maestro instruyendo a un grupo de estudiantes en un solo y organizado esfuerzo didáctico (Narodowski, 1994). Esto implica una operación más de homogeneización. La simultaneidad sistémica y la instrucción simultánea son garantes y creadores de la homogeneidad que se genera con la utopía: “si la infancia irá a emigrar del hogar a la escuela y si se pretende que todos los niños emigren, habrá que administrar un sistema que garantice la simultaneidad en las acciones emprendidas, lo que supone una acertada diagramación del tiempo y un exhaustivo control del mismo” (Ibíd.). 1 Finocchio, S. (1994) Didáctica de las ciencias sociales 1: Ecos ciudadanos en la enseñanza de las ciencias sociales. Buenos Aires: Paidós. Para un análisis de las similitudes de los casos de Argentina y México con respecto al uso de la historia en los rituales escolares ver también: Amuchástegui y Taboada (2008). Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. Las utopías sólo son posibles si el Estado es garante de éstas debido a la amplia población a la que aspira abarcar. Comenius explicita que sin la instancia estatal es imposible lograr la universalidad de la utopía. El Estado por un lado garantiza el financiamiento, y por otro la legitima, asumiendo a la educación como propia. La evidencia histórica ha demostrado que para la obtención de este respaldo del Estado, se presentan como necesarias tres condiciones, a saber: 1) que los docentes dependan del Estado, 2) limitar la influencia de otros sectores como por ejemplo de la iglesia y 3) legislar. Cuando el Estado asume esta función podemos decir que la educación pasa a ser una razón de estado. La educación como razón de estado La educación entendida como una como razón de Estado caracteriza un período cuyo comienzo puede ubicarse a principios del siglo XIX, cuando algunos gobiernos comienzan a tener mayor presencia en la gestión de las escuelas poniendo límite a las Órdenes Religiosas, principales responsables de las escuelas en ese momento. Con esto, el Estado se posiciona como garante de la utopía comeniana de “enseñar todo a todos”. Los Estados, mediante esta intervención, buscaban representar el interés de la sociedad, poniendo a disposición de los educadores los recursos financieros necesarios para lograr la ilustración general. A fines del siglo XIX esto se va a reflejar en la instalación de la instrucción pública. Cuando el Estado deja de lado un rol pasivo para pasar a ser protagonista del proceso de escolarización de la población, recurre a la contratación de docentes asalariados, la limitación del accionar de las iglesias en el terreno escolar y establecer la obligatoriedad escolar. Como puede verse, acciona en los tres terrenos antes señalados como condiciones de la estatalización: el Estado pretende transformarse en un Estado Educador. Es precisamente en este momento que surge la figura del pedagogo de estado, responsable de enseñarle a los maestros cómo enseñar, y figura paradigmática mediante la que se establece la diferencia entre los que piensan (los pedagogos) y los que hacen (los maestros). Los educadores comienzan a ser cada vez más controlados al tener que obedecer las directivas dadas por el Estado y necesitar entre otras cosas del título habilitante oficial para poder ejercer la docencia. La educación como razón de estado quedó definitivamente consolidada en el momento en que éste llegó a controlar todos los esfuerzos escolares con el surgimiento de los Sistemas Educativos Nacionales. Por medio éstos, la escuela buscó formar a los niños no sólo para que sean “verdaderos hombres”, sino también para que sean verdaderos “ciudadanos”. Parafraseando a Comenius, “para que el ciudadano sea ciudadano es necesario educarlo”, cayendo en el sistema educativo la responsabilidad de hacer del niño un ciudadano. Haremos entonces una mirada sobre la génesis histórica de los actos escolares, que permitirá reconocer los objetivos con los que fueron incorporados a este esquema general. Las efemérides y el paradigma de la Gran Nación Las efemérides constituyen un conjunto de hechos notables ordenados a partir de la fecha en la cual ocurrieron. Desde fines del siglo XIX, y especialmente desde el festejo del Centenario de la Revolución de Mayo en 1910, el estudio de la historia nacional basado en las efemérides Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. y los festejos escolares fue el medio recomendado y claramente utilizado para construir la visión de un pasado común dentro de una sociedad heterogénea. No se trataba de una Historia y una Geografía preocupadas por enseñar hechos reales. Se enseñaba fundamentalmente aquello que pudiera mostrarse a los ojos de los alumnos como glorioso, digno de orgullo. Importaban las fechas de las grandes gestas, las biografías y actos heroicos de los grandes próceres y los datos acerca de las enormes riquezas del país. Es la época de la tradición de los Grandes próceres o La Gran Nación2. En esta tradición, y dentro de la enseñanza de las Ciencias Sociales, se dio importancia sólo a la enseñanza de la Historia y la Geografía dejando de lado otras disciplinas sociales como la Sociología, la Política, la Economía o la Antropología. En un texto de Carlos Octavio Bunge, citado por Manuel Solari en su Historia de la Educación Argentina (1949), podemos leer: “El hecho de que el pueblo de la República Argentina provenga en buena parte de la inmigración de elementos pertenecientes a las más variadas nacionalidades, da singular importancia al cultivo del nacionalismo. Preciso es enseñar a los futuros ciudadanos las tradiciones y las glorias de la patria, para que la reverencien y la amen.”2 Con respecto a la enseñanza de la geografía, Silvia Finocchio escribe: “La ‘geografía nacional’ fue encarada como la descripción del territorio con dos funciones básicas: por un lado, la afirmación de la soberanía territorial y, por el otro, la enumeración de sus bondades geográficas […] Estas características geográficas abonaban las certezas de que el país estaba destinado a la riqueza.”3 Como pede verse, existe un acuerdo en el campo de estudio de este tipo de asuntos en reconocer que el objetivo fundamental no era tanto la comprensión por parte de los alumnos de los problemas historiográficos, sino más bien inculcarles, desde chicos, “el amor a la patria” y el “conocimiento de las glorias nacionales”, por esta razón la “historia escolar” puede llegar a discrepar de la Historia académica mucho más de lo que ocurre en otras disciplinas. Ese interés por promover sentimientos patrióticos adquirió rasgos más notorios a partir de la conmemoración del Centenario de la Revolución de Mayo, momento en el cual también la escuela fue la principal depositaria del mandato patriótico. Por ejemplo en 1905 se decretó la obligación de enseñar el Himno Nacional en las escuelas y en 1909 se decretó que la bandera debía ser izada diariamente. Haciendo una mirada retrospectiva con respecto al tratamiento de las efemérides escolares y a manera de resumen, es posible distinguir entre 1810 y 1930, tres momentos claramente diferenciados4: 2 Bunge, C. “La Educación del carácter nacional”, en Solari, M. (1949/2000) Historia de la educación argentina, 15ª reimpresión. Buenos Aires: Paidós Educador. 2 Cfr. Gotbeter, G. “Las Ciencias Sociales y …”, en Aisenbrg, B. & Alderoqui, S. comp. (1994). Didáctica de las Ciencias Sociales. Buenos Aires: Paidós. 3 Solari, M. (1949/2000) Historia de la educación argentina15ª reimpresión. Buenos Aires: Paidós Educador. 3 Finocchio, S. (1994) Didáctica de las ciencias sociales 1: Ecos ciudadanos en la enseñanza de las ciencias sociales. Buenos Aires: Paidós. 4 Ver Méndez, L. (2005). “Las efemérides en el aula”. Buenos Aires: Novedades Educativas. Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. Desde 1810 hasta 1870: se caracteriza por el esplendor y la participación masiva de la comunidad en las conmemoraciones. La conmemoración de las efemérides era motivo para organizar fiestas populares. La escuela no era el centro del recuerdo festejado, sino que participaba de él, trasladando a maestros y alumnos a la plaza o calle principal para participar del acto. 1880 hasta 1910: es la época en que se abre el país a “todos los hombres de buena voluntad que quisiesen habitar el suelo argentino”5, lo que produjo un proceso inmigratorio de variados países y diferentes culturas diversas. Para un país que se consideraba como nación, esto era inadmisible, lo que hacía imperiosa la necesidad de establecer mecanismos confiables para construir ciudadanos argentinos. En marzo de 1900 se publica el reglamento para las fiestas patrias. En este período, las conmemoraciones de las efemérides pierden tres características que poseían hasta entonces: espontaneidad, participación popular y alegría. Los actos patrios se reglamentaron, se volvieron solemnes y rígidos. La escuela participa del acto ya no por opción, sino por obligación. Antes de 1887, las fiestas patrias y sus conmemoraciones no constituían una actividad regular de la rutina escolar. En la primera década del siglo XX, la escuela consolida su protagonismo como transmisora del discurso patriótico y forjadora de la identidad nacional. Las palabras se homogenizan, el mandato se materializa en símbolos, canciones, rituales, composiciones y ornamentaciones6. 1910 hasta 1930: uno de los principales pensadores de ese momento fue Ricardo Rojas. Rojas definía la nación como el espíritu del pueblo, a través de una unidad armónica entre la cultura, la tierra y los hombres. Esta idea de nación dejaba fuera muchos rasgos de la Argentina de ese momento, producto de su diversidad, por lo que se creía necesario desplegar una intensa acción de formación nacional mediante la educación y la enseñanza de la historia. Se buscaba “expulsar del campo nacional toda otra concepción nacional compatible con la diversidad o heterogeneidad, a la que calificaron como cosmopolitismo” (Bertoni, 20027). Conclusiones La conmemoración de las fechas patrias, es una de las tradiciones más arraigadas en las escuelas argentinas, y todavía acentúan los valores y conceptos delineados hace más de cien años. Los actos escolares aparecieron como la mejor ocasión para homogeneizar la base cultural de los chicos y las chicas, en su mayoría primera generación en la Argentina. Estas celebraciones le daban un significado a la palabra Patria, que se construía a partir de ejes definidos: el origen de nuestros antepasados (12 de octubre), el nacimiento de la Nación (25 de mayo y 9 de julio), el respeto por los próceres que participaron de las gestas (San Martín, Belgrano) y la defensa de los símbolos que nos representan, como el Himno y la Bandera. La enseñanza de la historia y de la geografía desde el paradigma propuesto por quienes llevaron adelante la educación en nuestro país a fines del siglo XIX y del XX apeló a la emoción como prioridad sobre el razonamiento crítico. Siguiendo lo expuesto por Amuchástegui y Taboada (2008) podemos decir que las conmemoraciones históricas por 5 Cfr. Preámbulo de la Constitución de la Nación Argentina. 6 En esos años se pautaron y multiplicaron las efemérides patrias: entre 1908 y 1909 se instituyeron la “Semana de Mayo”, el 2 de noviembre como “Día de los muertos por la Patria”, la estandarización del Himno Nacional y la “fórmula de juramento a la Bandera”. 7 Citado por Méndez, L. (2005). “Las efemérides en el aula”. Buenos Aires: Novedades Educativas. Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. medio de rituales promovida a partir de la creación de los estados nacionales trataron de lograr una construcción social e histórica en la cual existe una importante relación entre la enseñanza de la historia y la formación de una identidad nacional homogénea. Estudiar los rituales permite ver objetivos subyacentes en las políticas llevadas adelante por los gobernantes. Mirar los contenidos y la forma en que se planteó el trabajo con las efemérides, los actos patrios y el sistema educativo en general, sin duda nos permite ver con claridad la intención de formar un ciudadano argentino homogéneo que respondiera a las necesidades de un modelo de país muy específico. Para cerrar, será oportuno citar una frase de Bourdieu (1982) que de algún modo resume lo expuesto en este trabajo: “el ritual legitima y consagra, y no sólo reproduce y transmite valores, sino que es instrumento de origen y configuración de éstos”8. 8 Citado por Amuchástegui, M. & Taboada, E. (2008). El uso de la historia en los rituales escolares; similitudes y deferencias entre México y Argentina. Ponencia dictada en el Segundo Congreso Nacional y Primer Encuentro Latinoamericano de Estudios Comparados en Educación. Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires Hume, Martín: “Las efemérides y los actos patrios como herramienta para la “construcción del ciudadano” en la Argentina a fines del siglo XIX y principios del XX” Documento de Coordenadas en Investigación Educativa, marzo de 2010. Aisenbrg, B. & Alderoqui, S. comp. (1994). Didáctica de las Ciencias Sociales. Buenos Aires: Paidós. Amuchástegui, M. (1995). En Puiggros, A., Carli, S. & otros Discursos pedagógicos e imaginario social en el peronismo (1945 – 1955). Buenos Aires: Galerna. Amuchástegui, M. (1997, septiembre 21). ¿Qué idea de Patria reciben los chicos en los actos escolares? Clarín. Amuchástegui, M. (2000). El orden escolar y sus rituales. En Gvirtz, S. “Textos para repensar el día a día escolar. Sobre cuerpos, vestuarios, espacios, lenguajes, ritos y modos de convivencia en nuestra escuela”. Buenos Aires: Santillana. Amuchástegui, M. & Taboada, E. (2008). El uso de la historia en los rituales escolares; similitudes y deferencias entre México y Argentina. Ponencia dictada en el Segundo Congreso Nacional y Primer Encuentro Latinoamericano de Estudios Comparados en Educación. Carretero, M. Enseñanza de la historia y construcción de identidad nacional en Latinoamérica. En Cuadernos de Pedagogía 308 (pp. 52-57) Carretero, M. & Kriger, M. (2003), La usina de la patria y la mente de los alumnos. Un estudio sobre la representación de las efemérides escolares en Argentina. En Enseñanza de la Historia y construcción de la identidad nacional. Paidós. Comenius, J. A. (1632/2009), Didáctica Magna. Finocchio, S. (1994) Didáctica de las ciencias sociales 1: Ecos ciudadanos en la enseñanza de las ciencias sociales. Buenos Aires: Paidós. Goméz, G. & Pensiero, M. (2005). Apuntes para pensar y resignificar el calendario de las efemérides. Méndez, L. M. (2005). Las efemérides en el aula. Buenos Aires: Novedades Educativas. Narodowski, M. (1994). Infancia y poder, Buenos Aires: Aique. Narodowski, M. (1999). Carpeta de Trabajo del curso Pedagogía. Quilmes: Universidad Nacional de Quilmes Solari, M. (1949/2000) Historia de la educación argentina15ª reimpresión. Buenos Aires: Paidós Educador. Zelmanovich, P. (1994). Efemérides, entre el mito y la historia, Buenos Aires: Paidós. Coordenadas en Investigación Educativa – Educared Argentina – UTDT – Buenos Aires

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